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El Legado de José "Pepe" Guerra en la Cultura Uruguaya
José "Pepe" Guerra, un nombre sinónimo de la música folclórica uruguaya, deja tras de sí un legado imborrable marcado por su compromiso con el canto popular y la cultura de su país. Su fallecimiento a los 80 años de edad ha sumido a la cultura uruguaya y a gran parte del mundo en duelo, reconociendo así la magnitud de su contribución al paisaje musical.
Historia y Trayectoria de José "Pepe" Guerra
Desde su inicio en la música a los 13 años, Pepe Guerra demostró ser un artista de excepcional talento y dedicación. La formación del Dúo Los Olimareños junto a Braulio López fue un momento definitorio no solo en su carrera, sino también en la evolución de la música folclórica uruguaya. Juntos, lograron renovar el canto popular, entrelazando la raíz folclórica uruguaya con letras que hablaban directamente al corazón del pueblo.
La Formación y Éxito del Dúo Los Olimareños
Los Olimareños no tardaron en convertirse en uno de los dúos más venerados de Uruguay, atrayendo seguidores tanto a nivel nacional como internacional. Canciones como "A Don José", declarada himno popular del Uruguay por el parlamento, destacan entre sus más grandes éxitos, testimoniando la habilidad del dúo para capturar la esencia de la vida y luchas uruguayas. Su música se convirtió en símbolo de una época, resonando con las experiencias y aspiraciones de muchas generaciones.
Canciones Icónicas y su Impacto en la Cultura Popular Uruguaya
El trabajo de Pepe Guerra, tanto en su colaboración con Los Olimareños como en su carrera solista, contribuyó de manera significativa al patrimonio musical de Uruguay. Su música, enraizada en la tradición folclórica pero abierta a la experimentación y la innovación, ha dejado una huella duradera en la cultura popular uruguaya. Las canciones icónicas del dúo y de Guerra como solista continúan siendo un punto de referencia y de encuentro cultural para el pueblo uruguayo.
Persecución y Exilio durante la Dictadura
La persecución política y el exilio forzoso durante la dictadura cívico-militar marcaron un período turbulento pero a la vez fortalecedor en la vida y carrera de Pepe Guerra. A pesar de las adversidades, su música encontró nuevos públicos en el exilio, ampliando su impacto más allá de las fronteras uruguayas. Esta etapa de su vida es testimonio de la resistencia y resilencia del espíritu artístico frente a la represión.
Carrera Solista y Reconocimientos
Tras la separación del Dúo Los Olimareños, Pepe Guerra prosiguió una exitosa carrera solista, grabando varios discos y participando en numerosos encuentros musicales tanto en Uruguay como en el extranjero. Su contribución a la música fue reconocida en múltiples ocasiones, incluyendo ser declarado ciudadano ilustre de la ciudad de Montevideo. Estos reconocimientos subrayan la importancia de su obra para la cultura musical uruguaya.
Legado y Tributo a Pepe Guerra en la Cultura Uruguaya
El legado de Pepe Guerra perdurará en el tiempo, influenciando a nuevas generaciones de artistas y manteniendo viva la llama del canto popular uruguayo. Su música, imbuida de la rica tradición folclórica y comprometida con las causas sociales de su tiempo, sigue siendo un tributo a la identidad cultural uruguaya. Pepe Guerra no solo fue un músico extraordinario, sino también un símbolo de la resistencia cultural y artística frente a la adversidad. Uruguay y el mundo lo recordarán como un artista esencial en la definición de la música popular del siglo XX.
Ruben Suárez Director Silvia Altamirano Coordinadora +59896901566
LOS OLIMAREÑOS
La cultura uruguaya de luto: a los 80 años falleció Pepe Guerra
Fue integrante del mítico dúo Los Olimareños y posteriormente desarrolló una extensa carrera como solista.
El cantante y compositor José Pepe Guerra, integrante del legendario dúo Los Olimareños, falleció este jueves a los 80 años. El músico se encontraba delicado de salud desde hace varios meses. Por expresa voluntad no habrá sepelio público y su cuerpo será cremado.
Junto a Braulio López formó Los Olimareños, tal vez el dúo de folklore y canto popular más famoso e importante del país. Algunos de us temas alcanzaron la estatura de himnos populares. Tal es el caso de "A don José", declarado Himno Popular del Uruguay por el Parlamento.
Formaron parte del proceso de renovación de la música popular uruguaya de raíz folklórica junto a su inseparable Rubén Lena, autor de la mayoría de sus canciones.
Con la llegada de la dictadura militar debieron marchar al exilio desde donde estuvieron vinculados a la solidaridad con el pueblo uruguayo.
Músico solista
Tras la separación del dúo, Guerra inició una carrera solista que lo llevó a grabar varios discos y participar de encuentros y recitales en todo el país y en el exterior.
Nació el 31 de octubre de 1943 en Treinta y Tres y desde adolescente frecuentó las peñas de guitarras criollas locales. A los 18 años conoció a Braulio López. En 2009, fue declarado Ciudadano Ilustre de Montevideo.
Por última voluntad del propio "Pepe" Guerra, no habrá velatorio ni ceremonia pública.
via Caras y Caretas
Falleció Pepe Guerra, pilar fundamental de Los Olimareños y de la cultura popular del Uruguay
JUEVES 13 DE JUNIO 2024
Cantó desde los 13 años. Su nombre está identificado con el dúo más popular de la canción folclórica uruguaya. Compartió escenarios con los artistas más importantes del continente. Estuvo en la raíz de las causas populares. Dio luz a varias generaciones de artistas. Hoy se apagó uno de los espacios más importantes de la cultura uruguaya: falleció Pepe Guerra.
Nació un 31 de octubre de 1943 en Treinta y Tres. Conoce las peñas de guitarras criollas locales desde los 13 años y, a los 18, se cruza con Braulio López. Primero fue un trío, junto a Waldemar Sasías, y pronto Braulio deja el bombo legüero para constituir un dúo de guitarreros, gracias al pueblo porque el instrumento se lo compró gracias a una lotería y donaciones. Para el ensamble que los uruguayos conocemos falta la participación de Rubén Lena en las letras. Y la música popular uruguaya explotó.
Los exiliados del interior en la capital impulsaron a Los Olimareños desde las fonoplateas
Los primeros pasos del dúo en las radios y fonoplateas de Treinta y Tres y Cerro Largo les abrieron las ondas a los grandes medios de comunicación de Montevideo. En un artículo para el diario “La Mañana”, del 14 de octubre de 1962, ya se perfilaban: “Creen que el folclore de por sí debe encarar el tema popular y sus problemas pues es una expresión del pueblo”.
Bajo esa premisa, esos dos mocitos sin barbas ni bigotes aún desarrollaron un repertorio con un amplio abanico de autores que desplegaron en “La Tranquera Oriental”, de la vieja CX14, cuando la radio era la reina de los medios de comunicación. “Como cantábamos ‘A orillas del Olimar’, los que estaban acá les gustaba eso”, recordó Pepe en el primer capítulo de la Historia de la Música Popular Uruguaya: “éramos cantores protegidos por la gente del interior”.
Los siguientes años anudaron los dolores populares con las canciones que interpretaban Los Olimareños en todo el país. Ya en el 64 se entreveraron en los grandes festivales de folclore en Argentina, llevando la canción orillera a los grandes cantores e intérpretes de las raíces del nordeste argentino o la canción pampeana. Jugando “en primera”. Los chilenos bautizaron sus shows como “la nueva ola uruguaya”, respaldados por las letras de Rubén Lena, Osiris Rodríguez Castillo o Serafín J. García.
Y, también en el ’64, tocaron en París, Francia. En 1966, ya habían publicado tres discos para la llegada de “Canciones con Contenido”, con una portada emblemática y un repertorio cargado, además de la incorporación de José María Obaldía en las letras. Para el ’69 editan “Nuestra razón”. Y los discos a partir de aquí se apilan, llenos de temas y éxito entre el público de todo el continente. “Cielo del ‘69”, “¡Qué pena!”, “Del Templao”, “Rumbo”. Incluso el vilipendiado “Todos detrás de Momo”, que nadie entendió, pero fue la base de la actual “Murga canción”.
Los años duros, con Los Olimareños
Un día, los cantantes de folclore se reunieron en un espacio que bautizaron “Centro de Cantores de Protesta”. La conclusión: “Nos llevaron a todos presos”. También para la Historia de la MPU, dijo: “la canción también tenía que referirse al amor romántico, también al amor a la gente, a los vecinos, al pueblo, al peón de campo”.
Con la llegada de la dictadura civil y militar de 1973, el destino de Los Olimareños fue el exilio político. Entre otras cosas, dedicaron una canción a un médico de Durazno que estaba siendo torturado mientras ocurría el festival. “Nos sacaron rajando”, resumió.
El exilio solo hizo más grande el nombre del dúo. Ahora tocaban en toda América Latina y Europa. Los festivales se llenaban con las canciones de Los Olimareños y del resto de autores de un continente atravesado por la violencia política estatal. Primero fue en Argentina, hasta que en 1976, Braulio López estuvo un año preso en Córdoba. Después fue España y luego México, las residencias de López. Pepe hizo un show en Montevideo pero, como el decreto de prohibición decía “Pepe Guerra”, subió al escenario como “José Luis Guerra”; a los días se dieron cuenta y marchó preso.
Las autoridades le propusieron, relató para el mismo documental, que cantara “Disculpe”, una canción de Los Nocheros, artistas promovidos por la dictadura. Se negó. “Al otro día vino un tipo con un libro negro con todos los viajes de Los Olimareños, a Rusia, a Cuba, todo”.
Aquellos muchachos dieron paso a artistas maduros con gran intuición musical. Ni se canta ni se toca igual el folclore después de Los Olimareños. Pero eso no pudieron desarrollarlo en el país. A finales de la década, un informe de Roque Moreira (padre de la actual senadora cabildante, Irene Moreira), resumió quiénes eran los principales cantores de protesta. Ni siquiera quiso avanzar sobre Los Olimareños porque “ya son figuras conocidas y de quienes se tiene abundantes datos”.
Comenzó a principios de los años ‘60 con unos versos de Ruben Lena, cuando lo criticaron por una canción porque no se parecía a las del folclore tradicional y, un poco con ese objetivo, escribió: “está ensillado mi caballo/las espuelas me calcé/y con la noche en la cara sin despedir me monté/que la noche sea muy negra/no es dificultad mayor/llevando firme la rienda y el tino por rumbeador/si me pierdo, mala suerte/la noche tendrá razón”.
“Si me pierdo, dijo Rubito, ‘mala suerte’. Pero no se perdió, cada vez se canta más: tenemos un cancionero nuestro”, ratificó Pepe Guerra, protagonista fundamental de ese período que le dará la voz para siempre a la canción popular uruguaya, eco que nos acompañará la memoria en cada ocasión que nuestra voz empiece a susurrar: “Ven a ese criollo rodeao, rodeao, rodeao”.
via M24

Y SI ME PREGUNTAS POR QUE ESCRIBO:
Te diría que nací tartamudo, vengo de una familia economicamente pobre, fui hijo único, siempre la pasé solo porque era la burla de los chiquillos de la cuadra. En mi soledad me la pasé leyendo los libros viejos de papá, que él ya había olvidado por falta de tiempo, tenía que alimentar una familia.
Estos libros viejos, despedazados me salvaron la vida, me enseñaron a volar, a conocer otros mundos. Así que crecí leyendo y soñando.
Mi padre me decía: "hijo mío eres tartamudo,deja de leer tonterías, tienes que estudiar aunque sea un oficio porque más no podrás, si sigues así está sociedad te va ha destrozar".
Pero seguí leyendo, porque leer me enseñó que no soy menos que todos, ni mejor ni peor, solo soy diferente.
De pronto con 8 añitos me di cuenta de la vida, un auto con un alcohólico al volante mataba a mi único amigo. Así conocí la vida, la vida es una hoja en blanco ahí puedes escribir lo que sea, pero hay reglones que no dependen de ti, sino de otros.
Así que me volví a encerrar más en mis libros, un día aún con 8 añitos escribí parte de mis sentimientos y se los enseñe a mi padre, los vio y dijo: "muy bien, pero tonterías pocas eh?.
Así que empecé a escribir para mí, me dejó de importar si alguien lo iba a leer, si a alguien le iba a gustar, además me di cuenta de una cosa, ¡que leyendo o escribiendo no era tartamudo, no era el niño "retrasado" de mi colonia!.
¡Era genial, porque ya no me trababa, ya no me quedaba paralizado!, Así que decidí seguir a mis libros, y también a la escuela como quería mi padre.
Leer, dibujar y escribir fue mi salvación, descubrí que la felicidad no es ser rico o famoso, es aprender a amar, amar te hace sentir en la piel tus sueños, le enseña a sonreír a tus ojos cuando tu alma ya no tiene fuerza.
Era solo un chiquillo que soñaba, nunca entendí por qué mi padre lloraba cuando me veía en silencio, nunca me dijo una grosería cuando me veia escudriñando las nubes por horas, nunca me dio una nalgada, nunca me trató mal, solo lloraba.
A mí padre no lo puedo culpar de nada, ni cuando llegue a los 19, 20 años que me di cuenta que no solo era tartamudo y zurdo, sino que también era adoptado y como regalito con un diagnóstico de autismo. Nunca lo supe hasta que fui adulto, entonces entendí a mi padre, quería lo mejor para mí pero no sabía cómo.
Ahora sigo, iba a una escuela donde yo era el bufón de la clase, la mayoría de maestros se burlaban de mí condición. Había una maestra de matemáticas que frente a la clase me hacía responder cuánto era 2 más 2, y yo respondía, "cua, cua, cuatro", y ella decía: "¿Verdad que parece un pato?", y todos reían.
Imagínense como era mi escuela. Pero dejen les cuento a los 12 años llegó el día más triste y más feliz de mi vida, la maestra de literatura dijo: "¡Redacción, tema libre!, Yo hice un cuento, la mayoría de la gente normal, ¿Que hace?: " Mi mamá, me mima". Yo escribí 5 páginas, porque mi mente va más rápido que mis palabras. Pues verán mundo injusto, la maestra me puso un cero, le pregunté: "¿Porque un cero?", Me miró y dijo delante de toda la clase: "mira hijo, mejor te vas buscando un trabajo porque eres un inútil, tú no sirves para nada".
Me dijo, "no sueñes", ¡se imaginan decirle a un niño de 12 años que no puede soñar!.
Aquel día me fui llorando a casa, nunca lo olvidaré, cerré la puerta de mi cuarto y dije: "¿Alguien cree en mi?".
Vamos a ver: Mi padre nunca me vio un niño fuerte, la escuela pensaba que era un ser inferior, sufrí acoso escolar, sufrí palizas por ser tartamudo, y entendí que los violentos son unos cobardes cagados de miedo por enfrentar la vida que sacan su frustración pegándole a otros... pero; ¿que creen?, cada golpe me hizo más fuerte, seguí mi sueño, no pudieron conmigo, así que ese día llorando en casa me di cuenta que sí había una persona que creía en mi. ¿Saben quién era?. Yo, y era suficiente.
Y secando mis lagrimas me dije: " mi padre me ama, mi madre me parió, la escuela sabe más o menos quien soy, pero el único que sabe lo que llevo dentro y el único que conoce mis sueños, ¡Soy yo!.
Así que recordé esa hoja en blanco, y escribí mis sueños, fui tras ellos,tengo solo una vida y es muy corta, y nadie iba ha cortar mis sueños, hice lo que me hace feliz, escribir, escribir mucho, y curar corazones, llevo años ejerciendo la Cardiología y me construí un nombre en la medicina, y ¿que creen?, ya no tartamudeo.
Aunque aquí entre amigos, les confieso que de vez en cuando lo hago un po, po, poco.
He seguido mis sueños y ahora encuentro placer en un mundo que nunca quiso darme un empujón, a no ser para el barranco.
Hoy al mundo que me desprecio le digo: Gracias a ustedes soy lo que soy.
Y sigo escribiendo porque la vida es esa:
dónde se ríe y se llora,
dónde se abraza y se besa,
dónde se pierde y se estresa,
porque la vida es esa:
Un licuado de alegría con un toque de tristeza.
Los quiero mucho.
Eduardo Galeano
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